martes, 11 de mayo de 2010

Noche de 23 de Noviembre: La mejor noche de campamento!

Una de las cosas que más me gusta de la navidad es su delicioso aroma a regocijo y felicidad que se materializa en las hermosas decoraciones navideñas, esas que son como estrellitas y florecitas muy elaboradas llenas de detallitos, brillantes y bellas.



Cristales de agua

Pues bien, aunque vengo de un país tropical, aprendí a disfrutar de una buena nevada estando en otra nación, donde la contaminación producida por la industrialización me acostumbró a disfrutar la caída de la nieve deforme, y más que por la nieve misma, por su efecto de blancura que deja todo un paisaje como purificado y luminoso sobre el suelo y cada superficie de la ciudad.
Sin embargo, estando en el borde del continente antártico, por primera y ojalá no única vez en mi vida, vi nevar de verdad!
Caminata por Hovgaard Island

No puedo describir la emoción y el sentimiento de amor y plenitud que me produjo ver nevar cristales perfectos de agua, que dicha! Y fue para mí un emocionante descubrimiento, entender por qué las decoraciones navideñas son esos cristalitos, florecitas y estrellitas de formas intrincadas y fractales.

Si el Dr Masaru Emoto está en lo cierto, cuando habla sobre los poderes curativos del agua y su capacidad para percibir nuestras emociones, pensamientos y palabras, eso no lo sé más que por mi propia experiencia de apreciación de la belleza, esa noche iluminada de verano en la Antártida, viendo nevar cristales perfectos de agua, sintiendo la ternura envolvente del frío polar y en compañía de una querida amiga vietnamita, también de un país tropical, compartiendo la felicidad de descubrir juntas la perfección y la belleza de nuestro planeta.

¡Felices caminantes!


Esa noche, al regresar de nuestra caminata por Hovgaard Island, después de haber establecido nuestro campamento en la costa, otra celebración más tuvo lugar. El cumpleaños de Tom y Esra. Estos dos afortunados, celebraron el día de su nacimiento con un hermosa e improvisada serenata de cumpleaños, cantada a la media luz de la noche polar por todos los expedicionarios.

Cumpleaños de Tom y Esra

Esa noche, mientras unos dormíamos bajo la protección de las carpas, los más osados, se dejaron caer en sus bolsas de dormir a la intemperie. Algunos hicieron sus propios refugios, entre los cuales sobresalió la mansión James y el iglú de Tom.



Durmiendo en carpa

Durmiendo a la intemperie

La mansión de James

¡Esta fue sin duda, una noche memorable!


Diario de la Expedición IATE2009
Por Jennifer Trujillo Obando

martes, 4 de mayo de 2010

Día 8 – 23 de Noviembre: El Hombre propone, la Antártida dispone.

En la Antártida puedes hacer planes y tratar de anticipar una posible contigencia. Entonces, solo tienes que esperar unas pocas horas para ver cuán rápido tus estratégias hechas cuidadosamente se desbaratan por completo.


Esta mañana, nos despertamos temprano y descubrimos que una angosta sección del Canal LeMaire estaba bloqueado por tempanos y grandes placas de hielo. Un escenario sobrecogedor y de varios cientos de yardas de largo.

Otro barco expedicionario, el Fram (nombrado por el famoso barco de Roald Amundsen) fue divisado delante de nosotros en el borde de la enorme placa de hielo, anclado mientras su capitán medía cuidadosamente sus opciones para abrirse camino.


Atravezando el Canal LeMaire

Todo el equipo atento al avance del barco y la pericia del capitan para conducirnos rompiendo a través de la enorme placa de hielo.

En nuestro barco, el Capitán Kenth Grankvist decidió hacer su camino cuidadosamente a través del hielo por el lado derecho del canal, mientras en la distancia, el Fram intentaba hacer lo mismo por el lado izquierdo. Las inclinaciones casi verticales de las montañas, surgian imponentes a ambos lados del canal y era imposible no recordar al Kapitan Klevnikov quien pasó 10 días atrapado en el hielo antes de poder escapar. Estos pensamientos, hacian eco en la mente de todos los expedicionarios, mientras avanzabamos muy lentamente, y más aún al ver cómo el camino que se iba abriendo a nuestro paso volvía a cerrase y congelarse inmediatamente detrás de nosotros. Finalmente, estabamos en aguas abiertas y desde la proa de nuestro barco, Robert Swan nos lideró en un entusiasta “que viva!” para nuestro ábil Capitán.


Siguiendo de cerca el avance del barco

Una vez ya libres del hielo, continuamos nuestro paso cerca de la Isla Booth, donde Jean-Baptist Charcot, un explorador antártico francés, se quedó en una bahía sin hielo durante su expedición entre 1908 y 1910. Aquí, nuestros guías kiwie, Dave y Joe, nos instruyeron en el fino arte de la construcción de refugios de nieve.



Construyendo iglús!

Tú puedes hablar acerca de trabajo en equipo, o leer libros sobre la teoría del liderazgo, etc. Pero si quieres ver un verdadero equipo trabajando junto, debes ver gente de 14 naciones diferentes, varios de los cuales no habian visto nieve antes, aprendiendo a trabajar unidos en medio de la Antártida y construyendo un refugio capaz del protegerlos de la furia de una tormenta polar.

El trabajo en equipo toma un sentido totalmente diferente cuando sabes que hay una tormenta con vientos de 35 nudos aproximandose. Cortando nieve en bloques con serruchos para nieve, y usando las palas con mucho entusiamo, nuestros pequeños equipos lograron construir rápidamente refugios respetables en el que cualquier digno habitante de la Antártida podría sentirse como en casa. Incluso tuvimos una competencia de “El mejor refugio” con Robert, Jumper, Peter y Lauren como jurados, quienes consideraron cuidadosamente, e incluso enfrentaron graciosos chantages como té caliente (sin efecto alguno en el resultado final), antes de decidir que el refugio construido por el equipo de Tarja era el que mejor combinaba practicidad y estilo.



El iglú de las chicas!

El iglú de los chicos!

El hogar de los expedicionarios!

Después, de vuelta a bordo, nos preparamos para pasar la noche acampando en la Isla Hovgaard. Mientras Dave y Rob nos explicaban cómo montar nuestras carpas y mantenernos calientes en nuestras bolsas de dormir esa noche, también pudimos darnos cuenta de cuantos miembros del equipo no habián visto nieve antes, además de cuántos jamás habían acampado a la interperie.


Rob instruyendonos en cómo acampar en la Antártida

Tener tu primera noche de campamento en una isla de la Antártida azotada por el viento, ciertamente requiere corage, o de definitivamente temeridad. Pero con los arreglos adecuados y trabajo en equipo, estaremos bien. Aunque, sin embargo, existe aquella regla sobre hacer planes en la Antártida...



Montando el campamento

Traducido del Diario de la Expedición.
Adaptado del escrito por John Luck 65°S, 64°W
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